El Nombre
Nadie conocía quien la había colocado ahí, en lo alto de la torre, o por qué lo había hecho. Pero así era. Una princesa en lo alto de una torre, cuya entrada estaba protegida por un feroz dragón. La princesa poseía un pelo rojo muy liso y brillante que caía sobre sus hombros y espalda, también unos ojos oscuros a veces, claros otras veces y algunas pecas adornaban su rostro y le daban cierto brillo a sus mejillas. En resumen era muy bella. Sin embargo nadie conocía su nombre, se decía que áquel que lo conociese podría casarse con ella. Pero nadie lo conocía. Además, aunque lo supieran, el Dragón que cuidaba la torre era muy fuerte y parecía que con cada caballero que derrotaba se hacía mucho más fuerte. Muchos lo habían intentado pero sin éxito. Por un pueblo cercano a la torre vagaba un Caballero de tierras muy lejanas que, además de ser guapo e inteligente, era muy rico y también muy fuerte en la batalla.Se decía que había sido capaz de derrotar solo a muchos hechiceros, grupos de bandidos y dragones, y dirigiendo pequeños grupos de hombres había derrotado ejércitos completos. Pero todo esto le hacía ser muy arrogante y despectivo con respecto a sus oponentes. Creía que no había nadie en el mundo capaz de derrotarlo. En fin, que llegó al pueblo y llega a un bar donde oye la historia de la Torre. Se acerca al grupo de aldeanos que hablaban acerca de ese tema y les pregunta con voz altanera:
-¿Dónde puedo encontrar esa torre? llevo mucho tiempo buscando una mujer bella con quien casarme y sé que ese Dragón no podrá derrotarme.
-Señor no se confíe, además muchos caballeros con su habilidad y destreza también lo han intentado y han muerto en el intento. Pero si usted también quiere arriesgarse pues le puedo decir que la Torre esta al oeste del pueblo.
-Muchas gracias señor, pero debo decirle qué no me compare con esos cadáveres. Yo poseo mucha más fuerza y experiencia que ellos y por eso sigo vivo.
El aldeano lo miró con extrañeza y siguió su conversación. El caballero por su parte, montó en su caballo y fue en dirección a la torre.
Cuando llegó lo primero que observó fue a la princesa en el tope de la torre, y supo que realmente era de una belleza extraordinaria. Luego vió al Dragón. De color verde oscuro, escamas extremadamente duras y algunas con cicatrices, escupía flamas por la boca y poseía unas inmensas alas que, a pesar de ser incapaces de permitirle volar (a causa de los daños que tenía) daban al Dragón un mayor tamaño y además lo hacían ver más imponente. El caballero se acercó al Dragón y se preparó para la batalla. Éste lo vió y, para sorpresa del guerrero, le preguntó:
-¿Conoces el nombre de la princesa?
El caballero, sorprendido puesto que no sabía que hubiese Dragones con la capacidad de hablar le contestó:
-No. Pero eso es lo de menos, cuando te derrote se lo preguntaré a ella y asunto arreglado. Además no sé por qué he de necesitarlo.
-Lo debes conocer para poder casarte con ella-. Contestó el Dragón que se enfureció al oír que el nombre era lo de menos.
Luego el Dragón le deseo buena suerte al guerrero para la batalla. Éste, arrogante, contesto:
-No la necesito.
Inmediatamente después de que el caballero terminara la frase, el Dragón se lanzó con las fauces abiertas, dispuesto a comerlo de un solo bocado y masticarlo con sus enormes y afilados dientes.
Empezó la batalla, ambos peleaban con gran fiereza, pero el guerrero estaba en una posición defensiva mayormente puesto que la ofensiva se le dificultaba porque el Dragón no dejaba de atacar.
Debemos aclarar que el Caballero no había llegado a ser tan conocido sólo por su habilidad. Poseía un escudo hecho de las escamas de un Dragón y protegido mágicamente contra el fuego y una espada mágica y legendaria conocida como Draloi que se encontraba en los aposentos de uno de los hechiceros que el caballero había derrotado. Esta espada había sido construida en conjunto por los Elfos, Gnomos y Orcos por una razón desconocida para todos. Por lo tanto poseía la magia innata en los Elfos y su capacidad defensiva, los metales más resistentes y piedras preciosas que habían conseguido los Gnomos y la capacidad ofensiva con un filo capaz de cortar cualquier cosa propio de las espadas Orco.
Volviendo a la batalla, se veía como el caballero estaba prácticamente a punto de perder su vida y el Dragón antes de asestar el golpe final le preguntó:
-¿Conoces el nombre de la princesa?
El caballero sin saber aún la gran importancia de esto, contestó:
-Ya te dije que con tan sólo preguntárselo a la princesa lo conoceré.
Y luego hizo algo que era de gran deshonor para los caballeros, porque cuando vió al Dragón acercar su boca a él lanzó un polvo mágico a sus ojos verdes que lo dejó completamente ciego. Luego aprovechó la confusión del Dragón para asesinarlo, y le clavo a Draloi en el corazón. Esta, a pesar de ser mágica, no pasó fácilmente a través de las escamas del Dragón.
La criatura profirió sus últimas palabras:
-Que deshonorable ha sido tu acción. Lástima que sólo la princesa con la que nunca te casarás conocerá lo que has hecho. Pero he de decirte algo antes de morir. Has cometido un error al matarme, puesto que la princesa no conoce su nombre, tan sólo yo lo sé. Y bien pudiste habermelo preguntado, te lo hubiese dicho y luego te hubiese dejado pasar, puesto que esa era mi única función. Mi misión era separar entre los caballeros que la querían tan sólo por su belleza y por lo tanto exhibirla como trofeo y aquellos caballeros que realmente merecían llevar el título de Caballeros puesto que la amaban y la querían conocer para tratarla como lo que es, una Princesa. Por eso preguntaba por el nombre. Si de verdad la hubieses amado habrías primero investigado su nombre, incluso hasta el punto de haberle preguntado a tu enemigo. Pero ya no, ahora es muy tarde. La has perdido a ella para siempre. Pero esa misión, quiero decirte, me la asigne yo mismo. Puesto que conocí a la Princesa. Si me derrotabas se suponía que debía decirte el nombre inmediatamente. Pero yo cambié esos planes, porque supe que ella merecía mucho más que un caballero rico y guapo. Hace mucho ella me odiaba por mantenerla encerrada aca. Pero luego de una sangrienta batalla, que me dejo mal herido, ella sintió lástima. Me pidió que le abriera la puerta de la torre para poder curarme las heridas. Gracias a ella sigo vivo. Hasta hoy...
La batalla había terminado. El Caballero había salido victorioso, o eso creía él. El Dragón estaba muerto y cierto humo salía de su herida. En lo alto de la torre, una Princesa lloraba por su muerte, pero sabía que vendría otro más a protegerla, pero nunca lo haría como lo hizo ese Dragón de color verde, escamas extremadamente duras y alas grandes.
El Caballero miró el cadáver muerto del Dragón y pensó en lo que había hecho. Luego miro la puerta y vió una inscripción que rezaba "Para abrir la puerta pronuncie tres veces el nombre de la persona que se encuentra dentro." Se volvió hacia su espada Draloi para cortar la puerta. Vió que ya no estaba, se había fundido en la sangre del Dragón. Bien es sabido que la sangre del Dragón es muy pura, pero no lo suficiente como para fundir una espada mágica. El Caballero se dió cuenta de porque se había fundido la espada. Era mágica, y se fundió a causa de la deshonrosa acción de su portador. El Caballero se quitó la armadura y tiró el escudo al suelo. Se sentó apoyado en la puerta de la torre y esperó al próximo Dragón.
-¿Dónde puedo encontrar esa torre? llevo mucho tiempo buscando una mujer bella con quien casarme y sé que ese Dragón no podrá derrotarme.
-Señor no se confíe, además muchos caballeros con su habilidad y destreza también lo han intentado y han muerto en el intento. Pero si usted también quiere arriesgarse pues le puedo decir que la Torre esta al oeste del pueblo.
-Muchas gracias señor, pero debo decirle qué no me compare con esos cadáveres. Yo poseo mucha más fuerza y experiencia que ellos y por eso sigo vivo.
El aldeano lo miró con extrañeza y siguió su conversación. El caballero por su parte, montó en su caballo y fue en dirección a la torre.
Cuando llegó lo primero que observó fue a la princesa en el tope de la torre, y supo que realmente era de una belleza extraordinaria. Luego vió al Dragón. De color verde oscuro, escamas extremadamente duras y algunas con cicatrices, escupía flamas por la boca y poseía unas inmensas alas que, a pesar de ser incapaces de permitirle volar (a causa de los daños que tenía) daban al Dragón un mayor tamaño y además lo hacían ver más imponente. El caballero se acercó al Dragón y se preparó para la batalla. Éste lo vió y, para sorpresa del guerrero, le preguntó:
-¿Conoces el nombre de la princesa?
El caballero, sorprendido puesto que no sabía que hubiese Dragones con la capacidad de hablar le contestó:
-No. Pero eso es lo de menos, cuando te derrote se lo preguntaré a ella y asunto arreglado. Además no sé por qué he de necesitarlo.
-Lo debes conocer para poder casarte con ella-. Contestó el Dragón que se enfureció al oír que el nombre era lo de menos.
Luego el Dragón le deseo buena suerte al guerrero para la batalla. Éste, arrogante, contesto:
-No la necesito.
Inmediatamente después de que el caballero terminara la frase, el Dragón se lanzó con las fauces abiertas, dispuesto a comerlo de un solo bocado y masticarlo con sus enormes y afilados dientes.
Empezó la batalla, ambos peleaban con gran fiereza, pero el guerrero estaba en una posición defensiva mayormente puesto que la ofensiva se le dificultaba porque el Dragón no dejaba de atacar.
Debemos aclarar que el Caballero no había llegado a ser tan conocido sólo por su habilidad. Poseía un escudo hecho de las escamas de un Dragón y protegido mágicamente contra el fuego y una espada mágica y legendaria conocida como Draloi que se encontraba en los aposentos de uno de los hechiceros que el caballero había derrotado. Esta espada había sido construida en conjunto por los Elfos, Gnomos y Orcos por una razón desconocida para todos. Por lo tanto poseía la magia innata en los Elfos y su capacidad defensiva, los metales más resistentes y piedras preciosas que habían conseguido los Gnomos y la capacidad ofensiva con un filo capaz de cortar cualquier cosa propio de las espadas Orco.
Volviendo a la batalla, se veía como el caballero estaba prácticamente a punto de perder su vida y el Dragón antes de asestar el golpe final le preguntó:
-¿Conoces el nombre de la princesa?
El caballero sin saber aún la gran importancia de esto, contestó:
-Ya te dije que con tan sólo preguntárselo a la princesa lo conoceré.
Y luego hizo algo que era de gran deshonor para los caballeros, porque cuando vió al Dragón acercar su boca a él lanzó un polvo mágico a sus ojos verdes que lo dejó completamente ciego. Luego aprovechó la confusión del Dragón para asesinarlo, y le clavo a Draloi en el corazón. Esta, a pesar de ser mágica, no pasó fácilmente a través de las escamas del Dragón.
La criatura profirió sus últimas palabras:
-Que deshonorable ha sido tu acción. Lástima que sólo la princesa con la que nunca te casarás conocerá lo que has hecho. Pero he de decirte algo antes de morir. Has cometido un error al matarme, puesto que la princesa no conoce su nombre, tan sólo yo lo sé. Y bien pudiste habermelo preguntado, te lo hubiese dicho y luego te hubiese dejado pasar, puesto que esa era mi única función. Mi misión era separar entre los caballeros que la querían tan sólo por su belleza y por lo tanto exhibirla como trofeo y aquellos caballeros que realmente merecían llevar el título de Caballeros puesto que la amaban y la querían conocer para tratarla como lo que es, una Princesa. Por eso preguntaba por el nombre. Si de verdad la hubieses amado habrías primero investigado su nombre, incluso hasta el punto de haberle preguntado a tu enemigo. Pero ya no, ahora es muy tarde. La has perdido a ella para siempre. Pero esa misión, quiero decirte, me la asigne yo mismo. Puesto que conocí a la Princesa. Si me derrotabas se suponía que debía decirte el nombre inmediatamente. Pero yo cambié esos planes, porque supe que ella merecía mucho más que un caballero rico y guapo. Hace mucho ella me odiaba por mantenerla encerrada aca. Pero luego de una sangrienta batalla, que me dejo mal herido, ella sintió lástima. Me pidió que le abriera la puerta de la torre para poder curarme las heridas. Gracias a ella sigo vivo. Hasta hoy...
La batalla había terminado. El Caballero había salido victorioso, o eso creía él. El Dragón estaba muerto y cierto humo salía de su herida. En lo alto de la torre, una Princesa lloraba por su muerte, pero sabía que vendría otro más a protegerla, pero nunca lo haría como lo hizo ese Dragón de color verde, escamas extremadamente duras y alas grandes.
El Caballero miró el cadáver muerto del Dragón y pensó en lo que había hecho. Luego miro la puerta y vió una inscripción que rezaba "Para abrir la puerta pronuncie tres veces el nombre de la persona que se encuentra dentro." Se volvió hacia su espada Draloi para cortar la puerta. Vió que ya no estaba, se había fundido en la sangre del Dragón. Bien es sabido que la sangre del Dragón es muy pura, pero no lo suficiente como para fundir una espada mágica. El Caballero se dió cuenta de porque se había fundido la espada. Era mágica, y se fundió a causa de la deshonrosa acción de su portador. El Caballero se quitó la armadura y tiró el escudo al suelo. Se sentó apoyado en la puerta de la torre y esperó al próximo Dragón.
15 comentarios
Darkness_Lady -
diablilla -
jajajaaa
¿no prenguntes por ke?
diablilla -
solo ke nos dejas muchas dudas no es justo ya me hiciste ponerme a pensar
a y ya se kien es pero prometo guardar silencio
Luz... -
Hypershadow (Muh) -
(Sorry x lo de Caballero entonces =P la costumbre hahaha)
ShâKä...Mottomo Kami Ni Chikai Otoko -
Terminator_ -
Hypershadow -
Saludos
Alec [i_the_stud, ShâKä, Kal-El] -
si no estoy mal la princesa se llama Alejandra
Prince -
Hypershadow -
Curiosa... =P si te fijas... hehe ninguno de los personajes tiene nombre... ¿xq será? April es la única q puede deducir la respuesta... ;) a esperarla =P
Saludos
Curiosa -
Mara -
Hypershadow -
El nombre de la Princesa??? hehehe ese es un secreto q como q me voy a llevar a la tumba =P Saludos
Mara -